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Infecciones Testiculares

La poca atención que hasta hace poco se ha prestado al aparato reproductor masculino ha hecho que las enfermedades genitales de los hombres sean menos conocidas que las de mujeres.
Exceptuando las dolencias de la próstata, pocas patologías masculinas son reconocidas por los propios individuos más proclives a padecerlas, por lo que es habitual que la temida visita al especialista, en este caso el urólogo, se retrase más de lo deseable y se realice sólo cuando las molestias alcanzan su momento crítico.

De entre las patologías que el aparato genital masculino puede sufrir, destacamos varias dolencias de los testículos: la epidedimitis (infección del epidemio, la estructura en la que se
depositan los espermatozoides para madurar), la orquitis (infección de los testículos) y la orquiepididimitis (infección de ambas estructuras).
Paperas y relaciones sexuales
Una causa frecuente de orquitis son las paperas –un 30% de quienes las contraen después de la pubertad padecen orquitis–, que pueden provocar a los cuatro o cinco días dolor e hinchazón testicular en uno o en ambos testículos.
Las orquitis puede causar infertilidad y atrofia (disminución del tamaño del testículo), complicación que se da en un tercio de los jóvenes con orquitis.
La epididimitis aguda es más frecuente que la orquitis y se extiende también a los testículos, por ello se habla de orquiepididimitis. Una de las causas más frecuentes de su aparición es la infección por transmisión sexual, que afecta a hombres hetero y homosexuales.
En los jóvenes heterosexuales de entre 19 y 35 años los gérmenes que más frecuentemente la provocan son el Nisseria gonorrhoeae, gonococo
que causa la gonococia, y la Clamydia trachomatis, mientras que en varones homosexuales es Escherichia Coli, que se transmite a partir del coito anal.
Síntomas y diagnóstico
Los síntomas que produce la orquiepididimitis son fácilmente distinguibles: inflamación e hinchazón del escroto; testículo sensible, doloroso, hinchado y con sensación de pesadez; fiebre; en ocasiones flujo más o menos purulento por el pene (más frecuente si la infección es por clamidias); dolor al orinar, en las relaciones sexuales y la eyaculación; molestias en región inguinal y semen a veces sanguinolento.
El diagnóstico de la afección es sencillo, y se hace mediante la sintomatología y la exploración física. También se utilizan análisis de orina, en los que se efectúa un cultivo para identificar el
germen causante, y análisis de sangre.
Si hay que descartar otras patologías, se puede hacer una prueba de ultrasonidos Doppler (para examinar el flujo de sangre en las venas de la zona) y una gammagrafía testicular (que permite obtener la imagen interior de la parte afectada para comprobar su estado).
Tratamiento
Se requieren antibióticos y se recomiendan una serie de medidas generales, como el reposo en cama, un suspensorio testicular si se considera oportuno, la toma de antiinflamatorios no esteroideos para prevenir la obstrucción de las vías espermáticas y en ocasiones la infiltración con anestésicos locales en el cordón espermático.
En los afectados por gonorrea o clamidia es fundamental evaluar y tratar a las parejas sexuales, sobre todo si hubo contacto durante los 30 días previos a la aparición de los síntomas. La evolución no suele presentar complicaciones, aunque en ocasiones puede quedar una fibrosis cicatricial que provoca la no producción de espermatozoides.
La influencia de la gonorrea
Una de las causas de orquiepididimitis es la gonorrea, enfermedad infectocontagiosa exclusiva de la especie humana y que se transmite por contacto sexual. La incidencia más elevada de gonorrea o gonococia se da en países en desarrollo, de forma muy especial en los destinos del llamado ‘turismo sexual’.
La tasa de ataque más elevada se sitúa entre los 20 y 24 años, pero el mayor riesgo se presenta en mujeres entre 15 y 19 años: la posibilidad de que adquieran la enfermedad a partir de un hombre infectado se estima en un 50-70%, mientras que el riesgo para un hombre
a partir de una mujer infe
ctada es de un 20-30%.
La gonococia tiene mayor incidencia en poblaciones de bajo nivel socioeconómico y educativo, y es más frecuente en ambientes urbanos. La infección puede ser asintomática, lo que le confiere un alto grado de peligrosidad por la posible transmisión de la enfermedad.
En los hombres la gonococia tiene un periodo de incubación de 2-5 días. Tras este plazo, aparece una secreción mucosa por la uretra asociada a picor, que va evolucionando a secreción purulenta y síntomas inflamatorios en el meato uretral. Es bastante habitual que se produzca una orquiepididimitis y/o prostatitis.
En las mujeres, la infección se localiza en el endocervix, la parte más interior del cuello uterino, y suele dar síntomas muy poco específicos, como leucorrea (flujo), molestias discretas al orinar o picor en genitales. En estos casos localizados de infección hasta un 50% de las infectadas pueden permanecer asintomáticas, con lo que muchas veces se mantienen relaciones sexuales sin ningún tipo de precauciones

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