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¿Con quién me he casado?


Conoces a tu pareja, te enamoras de ella y te casas. Sin embargo, una vez que conviven sientes que no es la misma persona, que ha aflorado un lado desconocido por ti hasta el momento... ¿realmente no lo viste o no quisiste verlo? Todas las personas que se enamoran tienden a idealizar al ser que aman pero luego de determinado tiempo empiezan a ver aquellas facetas no tan saludables que su pareja tiene. Sin embargo, estas no son tan graves como para romper la relación o como para no consolidarla. También existe otro grupo de personas que funcionan con una fuerte “negación” de la realidad tanto de su pareja como de ellos mismos. Viven negando lo evidente y creando una suerte de irrealidad en la que esperan que la persona amada cambie algún día, sobre todo cuando descubra cuánto se le ama. El punto es que, en muchos casos, luego de producido el matrimonio, el hombre y la mujer rompen esa defensa negadora y toman en cuenta la dimensión real de las limitaciones de la persona con la que se han casado o comprometido. Esto resulta terriblemente doloroso pues es como estar casado con un desconocido. Lo más terrible es cuando uno reconoce que se fabricó a esta persona idealizada y no podía o no quería “romper” ese ideal porque si lo hacía, la soledad, el vacío o la angustia que le producía era insoportable. Una vez rota la pareja, queda un doble trabajo: recuperarse del duelo por la pérdida y enfrentar las causas que los llevó a vivir en semejante ceguera para no repetir la dinámica en una futura relación.


Fuente: RPP

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