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¿Cómo se le habla de Dios a los niños?

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Por todos es sabido que el mundo espiritual es un aspecto del universo de los niños, que tiene mucha importancia.Los niños construyen su propio concepto de Dios de modo paulatino, y conforme van creciendo este se vuelve más complejo pues puede tener diversos aspectos en su pensamiento y análisis.

En un primer momento, cuando son pequeños, la idea de Dios es casi la misma de la que tienen de sus padres. Incluso el rostro de Dios es el rostro de los seres que los aman y los cuidan.

Cuando a un niño de tres años se le pregunta por Dios, suele ponerle las características de las personas que ama. Pero, ya más grandecito, por ejemplo a los 9 años, puede tener una elaboración más simbólica de la espiritualidad y de Dios. Esta imagen se enriquece con experiencias sobre sus amigos o sobre la manera en que la vida lo trata.

En la adolescencia se produce una verdadera revolución, la que hace que los hijos se enfrenten a sus padres. Es justamente aquí donde viene un cuestionamiento profundo de la existencia de Dios.

Pero expliquemos un poco más sobre lo que sucede en cada etapa:

- Entre el nacimiento y los dos años de edad: el hecho religioso es anterior incluso al pensamiento. En esta etapa se forma el vínculo con la madre, que será la misma forma básica de sentir la experiencia de lo divino.

- De los 2 a los 6 años de edad: surgen las primeras conductas religiosas, que son imitativas. Generalmente los niños a esta edad ven a Dios como un anciano, un padre, un mago o alguien con muchos poderes.

- A partir de los 5 años, la influencia sigue siendo la principal forma de aprehender la religión, pero poco a poco suman las experiencias que se viven en el colegio y con los amigos.

- Entre los 7 y los 11 años, la imagen que los niños tienen de Dios se asemeja a la de un amigo. Las niñas le ponen ciertas características propias de su madre.
Dicho esto, empiezo por resaltar que la vivencia de Dios es algo que el ser humano aprende a través de la humanización con su entorno y su familia, no es algo que se forma desde la teoría o los cursos de religión. Se puede ir enriqueciendo con aspectos filosofales, pero si esto no va ligado a la experiencia del amor, entonces la creencia y la fe es algo volátil que no podrá sostenerse a lo largo de la vida.

Los elementos básicos sobre los que un niño construye el rostro de Dios son:

• La ternura de los padres
• El cuidado de los padres
• La alegría familiar
• Los castigos y miedos que desarrolle hacia sus padres.

Generalmente, en la infancia se construye la imagen de un Dios mágico y omnipotente, a favor de uno mismo, que lo sabe todo, pero que puede castigar. Es un cuidador de la sexualidad y un Dios que niega el sufrimiento. Todo esto sostenido en la vivencia de amor que los padres proporcionan.

Este rostro se configurará como un Dios generoso o tirano según lo que nosotros le demos al niño.

Fuente: RPP

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