.

.

Importante2

¿Cómo afrontas la ira?



Uno de los sentimientos más difíciles de manejar para la mayoría de personas es la ira. Cuando algo nos ofende o nos amenaza, la reacción suele ser inmediata y fuerte. Suele tomar la forma de una contra-ofensiva o una contra-amenaza en una escalada que fácilmente se escapa del control.


Lo que gobierna esas reacciones es muy poderoso porque se trata de actos, en gran medida, reflejos, típico de las situaciones que se conocen como pelear o huir. Como son respuestas automáticas, suelen ser manejadas por creencias y hábitos profundamente arraigados en los que no suelen mediar otros sentimientos ni dan mucho tiempo para la reflexión.


Recientemente, la neurología ha descubierto que además del mecanismo casi reflejo de pelear o huir, existe otro tan natural como los anteriores que es el relacionado con el hecho de esperar, estar, comunicarse, conciliar y negociar, actividades que se dan de manera natural incluso en varias especies animales.


No es que la ira sea siempre negativa. Los padres ayudamos a nuestros hijos a reconocer y apreciar sus sentimientos de enojo e ira, y a modularlos en función a la situación real que se presente. Tal cual como hacemos con todos los sentimientos y emociones. Modular la reacción no es reprimirla, sino aprender a reconocer mejor cuándo la ira es oportuna, adecuada, proporcionada, y cuándo no. Lo que no es saludable es no darse tiempo para que medie ese procesamiento, esa mediación.


Quizás el peor error que podemos cometer los padres es volvernos intolerantes y violentos cuando aparece una reacción de ira en nuestros hijos o hijas. En casos así, es recomendable decirles: “entiendo que estás furioso, y puedo ver tus razones, pero tal vez deberías considerar tal o cual cosa, o intentar hablar de tal otra forma”.

Importante